En vista de
que estamos rodeados por un mundo corrupto, debemos ser valientes para
no contaminarnos con sus actitudes y conductas. Enfrentamos muchas
presiones sociales, morales, económicas y religiosas que podrían alejarnos de
Jehová. Numerosos cristianos sufren la oposición de sus familiares.
En muchos países, las instituciones educativas promueven con gran
insistencia la teoría de la evolución, y el ateísmo gana cada día más adeptos.
Si queremos protegernos y resistir la presión, no podemos quedarnos
con los brazos cruzados: debemos actuar. El ejemplo de Jesús nos enseña cómo
podemos vencer.
Jesús les
dijo a sus discípulos: “En el mundo están experimentando tribulación, pero
¡cobren ánimo!, yo he vencido al mundo” (Juan 16:33).
Él nunca se dejó influir por el sistema de cosas. Nunca permitió que este
le impidiera cumplir su comisión de predicar o lo hiciera rebajar sus normas
morales y espirituales. Tampoco nosotros podemos permitirlo. Al orar a
Dios, Jesús dijo de sus discípulos: “Ellos no son parte del mundo, así
como yo no soy parte del mundo” (Juan 17:16).
Si estudiamos el ejemplo de Jesús y meditamos en él, tendremos el valor
necesario para mantenernos separados de este mundo.
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